Durante el último verano europeo, el Perú y Cuba fueron los destinos más demandados en una nueva modalidad turística que cada vez gana más adeptos en España: el turismo solidario.
Se trata de una forma de viaje que además de mostrar los atractivos del país que se visita permite colaborar con el desarrollo de sus habitantes. El objetivo es que el turista se sensibilice con la realidad de estos países y comparta experiencias nuevas con las comunidades visitadas.
Para el responsable de medios de comunicación de la Organización Mundial del Turismo (OMT), Marcelo Rosi, «el turismo solidario es la forma en la que el visitante no se preocupa solo de su propio interés, sino que tiene en cuenta los efectos económicos, sociales, ambientales y culturales de su visita», al conocer proyectos de cooperación y desarrollo y colaborar en esas iniciativas. Sin embargo, Rosi asegura que «el turismo solidario es todavía una pequeñísima parte de los fondos turísticos mundiales».
Los viajeros solidarios suelen ser gente joven, de entre 20 y 35 años, y conformar pequeños grupos (unas 15 personas), a los que se brinda la oportunidad de conocer nuevas realidades, culturas, costumbres y tradiciones o probar la comida típica de cada lugar, a cambio de colaborar en los trabajos de la comunidad anfitriona.
Una de las organizaciones que ofrecen esta alternativa en España es la ONG Setem Catalunya, que prepara rutas solidarias al Perú y otros países como Brasil, Nicaragua, Chiapas (México), Guatemala, Marruecos, Malí, Nepal, India y Senegal.
La OMT considera que el turismo, que se ha convertido en uno de los sectores económicos más dinámicos, ocupa una posición privilegiada para contribuir a alcanzar los Objetivos del Milenio de la ONU para 2015, especialmente el primero, que se refiere a la atenuación de la pobreza.