Era necesario alquilar una montaña. Nunca había escuchado que las montañas se alquilasen, pero para poder instalar este camino vertical clavado a la roca y digno de un programa de Discovery, se necesitaba una montaña y esta tenía dueño, un miembro de la comunidad de Pachar. Sus características geológicas, sus paredes verticales y su ubicación permitieron la instalación de la única vía ferrata que existe en el Perú: Natura Vive.
El cerro es una inmensa mole de piedra que parece más grande cuando se sitúa a sus pies. Mira hacia el cielo y solo ve una pared vertical en la que están incrustados escalones de acero galvanizado y un cable que se pierde en la altura. Este cable es la guía de seguridad o de vida al que va a estar amarrado, con dos sistemas de sogas, las próximas cuatro horas.
Las vías ferratas nacieron en Europa a fines del siglo XIX, como una tecnología que facilitaba la ascensión en algunas montañas de los Alpes. Después, en la Primera Guerra Mundial, se utilizaron para facilitar el desplazamiento de los ejércitos en zonas montañosas. En la actualidad, su objetivo es eminentemente civil, la práctica del deporte en roca y la experiencia de la adrenalina y las alturas en su máximo exponente.
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Lo que más me sorprende es la exactitud técnica y la seguridad de toda la vía. La precisión con que clavos y escaleras están incrustados en la roca y la calidad de los materiales usados. Tengo frente a mí 600 metros de cable guía que serpentea por la pared, más de 500 pasos separados entre 30 y 40 centímetros y un estrecho puente de cables de 10 metros de longitud ubicado a unos 250 metros de altura, bajo el cual los carros, la carretera y el río Urubamba parecen un paisaje hecho de lego.
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Este proyecto comenzó en el 2009 y tardó tres meses en diseñarse y construirse, además cumple con toda la legislación internacional existente para este tipo de estructuras. En los dos últimos años, Natura Vive ha desarrollado nuevas vías, más altas, recorridos cortos y suaves, pensados en familias y un zip-line, o sistema de seis cables voladores de entre 100 y 500 metros de longitud, sobre los que se puede deslizar a más de 50 kilómetros por hora, y que unen varios de los cerros que contemplamos desde las alturas.
Pero esa seguridad no impide que su adrenalina se mueva dentro de usted a velocidades también de vértigo, provocando que se aferre a los cables y escalones como si fuesen lo último que hay en la vida. Tras cruzar el minúsculo puente, en el que siente que flota en la nada, terminará almorzando en una pequeña plataforma natural, ubicada a 300 metros de altura en la que contemplará toda la inmensidad del Valle Sagrado.
Tras la ascensión por la vía ferrata, hay dos opciones de descenso. Las dos son radicales y cortan la respiración. O baja haciendo un rappel por una pared vertical de 100 metros, para lo que tiene que saltar de espaldas al vacío, o recorre el sistema de cables con el que va pasando por varias plataformas ancladas en los cerros que nos rodean.
Toda esta genialidad es obra de Ario y Natalia, peruano él y especialista en deportes de aventura, y colombiana ella y escaladora aficionada. Natura Vive se ubica en la comunidad de Pachar, a medio camino entre Urubamba y Ollantaytambo, en pleno Valle Sagrado de los Incas. Una alternativa diferente con todos los ingredientes para un buen viaje que posee el mayor destino turístico del país.
Es una oportunidad de llegar a alturas que de otra manera nos resultaría imposible y contemplar desde ellos paisajes de ensueño. Una experiencia que sirve para apreciar, como nunca, el tener los pies bien anclados en el planeta Tierra.
Descubre la Via Ferrata en Cusco
Vía ferrata: Valor por persona: S/.165. Incluye transporte privado desde/hasta el Cusco o Valle Sagrado, guía para grupo de 5 personas, equipo (arnés, casco, set vía ferrata y guantes) y un snack. Puede optar también por el zip-line o canopy, o por el paquete completo.
Informes: 084-799158 / 974360269. Mail: info@naturavive.com