Desde la cima de sus altas montañas, Machu Picchu aparece como una gran maqueta de piedra rodeada por el bosque nuboso.
Quizá una de las formas más emocionantes de llegar a Machu Picchu sea a través del Camino Inca, luego de largos días de trekking, pero si aún no tenemos la oportunidad de pasar por esta gratificante experiencia, otra alternativa es realizar el ascenso al Huayna Picchu y vivir por un día lo que significa caminar entre sus montañas y bosques para lograr otra mirada del complejo inca.
Machu Picchu nunca deja de impresionar. Lo hizo hace cien años ante Hiram Bingham, quien dio a conocer al mundo esta maravilla prehispánica, y desde ese momento la mayor obra arquitectónica inca no ha dejado de asombrar a los cientos de visitantes que llegan cada día al complejo. Pero ¿en qué radica la magia de Machu Picchu? Si bien el aura de misterio que envuelve su descubrimiento, luego de cientos de años de la caída de los incas, le brinda ese toque especial que tiene cada visita, su belleza se debe en gran parte no solo a su estudiada arquitectura, sino también a su entorno natural y a su ubicación.
Machu Picchu está enclavada en la cima de una alta montaña en medio de la imponente Cordillera Central de los Andes. Esta peculiar ubicación puede ser admirada mejor desde las dos montañas que rodean el complejo: Huayna Picchu y Machu Picchu.
PERSPECTIVAS
La montaña de Huayna Picchu (montaña joven en quechua) se encuentra a 2.667 m.s.n.m. Forma parte de las estribaciones orientales del macizo de Salkantay y es desde donde se puede apreciar el nevado y la cordillera. El camino de ascenso se inicia en el extremo norte del santuario donde hay unos pequeños carteles que nos indican la ruta hacia ambas montañas. Si toma el sendero de la derecha el camino lo llevará por un sendero empinado y estrecho. Parte de estos senderos tiene peldaños tallados en la misma roca. El trayecto de ascenso dura entre 45 minutos y una hora y la bajada media hora más.
Al regreso hay un cartel que indica el camino hacia el Templo de la Luna o La Gran Caverna. Este trayecto le tomará una hora de ida y otras dos de regreso, pero vale la pena, ya que estas construcciones realizadas en la misma roca nos dan una idea del nivel de destreza que alcanzaron los incas en el trabajo de la piedra y el respeto que tuvieron por el paisaje natural.
El año pasado se descubrieron nuevas zonas al pie de Machu Picchu llamadas Inkaraqay. Se trata de una fortaleza colgante con muros y terrazas agrícolas que se extienden hasta el Templo de la Luna, a medio camino de la cima de Huayna Picchu. El sitio está aún en investigación y no se abre al turismo, debido a que el acceso es difícil y a la presencia de víboras.
LA OTRA CIMA
Otra de las subidas menos conocidas es el ascenso a la montaña Machu Picchu. El ascenso comienza en el camino hacia el Intipunku. La subida dura alrededor de dos horas y son pocos quienes realizan este trayecto. Si tiene tiempo, es otra buena alternativa. Desde la cima de esta, se observa al frente la montaña de Huayna Picchu.
Allá vamos
Tiempos:
Hay dos horarios para ingresar al Huayna Picchu : 7 a.m. y 10 a.m. Llegar hasta la cima de la montaña toma entre 45 y 60 minutos. El tiempo de retorno es de media hora.
Datos útiles:
Es necesario registrarse en el cuaderno de control antes de iniciar el ascenso.
Recuerde que al día solo pueden ingresar máximo 400 personas en ambos horarios, es decir en dos grupos de 200.
No es necesario hacer ningún pago para subir.
Por: María Helena Tord -Vamos!