Las mujeres viajan solas por varios motivos: trabajo, realización personal,
autonomía y empoderamiento, pero se enfrentan a retos adicionales vinculados a su seguridad.
La equidad de género y el empoderamiento femenino que se ha venido fortaleciendo en los últimos años no solo se ha dado en el aspecto laboral. Las mujeres ahora viajan más y se atreven a hacerlo solas, aunque existan algunos desafíos en lo que concierne a su seguridad. Para llegar a este punto, las mujeres recorrieron un largo camino y Ostelea, Escuela de Management en Turismo, realizó un estudio al respecto, en el que se detalla el papel de las mujeres en el sector: como viajeras, en su entorno actual y como trabajadoras.
Un primer escenario es el de las mujeres llamadas ‘exploradoras’, quienes abrieron el camino en épocas donde la mujer tenía barreras culturales más fuertes. Al respecto, María Martínez Iglesias, Directora Académica de Ostelea., comentó: “La vida de las mujeres exploradoras muestra que, en el pasado, no todas se dejaron restringir a la espera y al espacio doméstico. Hoy sabemos, gracias a la labor de historiadoras con perspectiva de género, que algunas han tomaron el espacio público e hicieron un recorrido con ímpetu viajero”.
La directora académica explicó que existe evidencia basada en las vidas de Jeanne Barret, Grace Marguerite, Amelia Earhart, Nelly Bly o Margaret Fountaine -entre muchas otras- que demuestran cómo algunas mujeres en el pasado dedicaron sus vidas no sólo al cuidado de otras personas, sino también a sus pasiones como recorrer el mundo o ejercer la aviación. Estas vidas transgresoras (de lo usual) permiten cuestionar muchos de los estereotipos que sirven para establecer los ‘miedos’ sociales como: la edad, la maternidad, el matrimonio o la obtención del éxito y reconocimiento público con voz propia y no subordinada.
El análisis explica que culturalmente ciertos escenarios generaron desigualdad, como es el caso de la maternidad, que aún sigue siendo un dilema para muchas mujeres. La vida de algunas de estas ‘exploradoras’ confrontó la idea -profundamente arraigada- de que la biología marca el destino y que la maternidad es el fin último de las mujeres. Fue el caso de Alexandra David Neel e Isabella Bird, quienes se negaron a tener hijos biológicos. Por su parte, Marga D’Andurain, los dejó a cargo de su marido mientras decidía emprender camino a la Meca.
Sus vidas no estaban vacías de sentido ni carentes de significado porque no hubiesen emprendido el camino de la maternidad, sino que buscaron formas distintas de contribuir y contribuirse. Lo mismo puede afirmarse en relación al matrimonio y la pareja. Las fórmulas que adoptaron para vivir sus exploraciones también han implicado maneras diferentes de relacionarse con sus parejas.
Las ‘viajeras’
Un segundo ‘perfil’ es el de las ‘viajeras’. Acá vale la pena resaltar que 50 años atrás, las mujeres recibían una educación en la que el viaje y la aventura eran un espacio reservado para los hombres. Dado el contexto previo y la herencia histórica, no es extraño que, en la década de 1990, cuando se inician las primeras investigaciones sobre las mujeres que viajaban sin compañía, la pregunta sea: ¿por qué viajan solas?
Uno de los motivos es por los cambios sociales de las posiciones que ocupan en el mercado laboral. Las vacaciones y en el ciclo vital de muchas significaba ir con la familia o un grupo de amigos a un lugar diferente. Sin embargo, comienzan a viajar solas por los cambios que acontecen en el sistema educativo -acceden a los estudios superiores- y en el mercado laboral se incorporan de forma no interrumpida.
También se han producido cambios significativos en las expectativas de las mujeres casadas y con descendencia. El aumento de las mujeres que viajan solas es proporcional al incremento de los empleos en posiciones directivas, pero también al surgimiento de nuevos roles femeninos en películas o en cuentas de viaje de Instagram.
Los viajes y las vacaciones hoy en día no son sólo para acompañar a su familia sino como aventuras, en la búsqueda de espacios propios, la autorrealización personal o las escapadas momentáneas.
“Por otro lado, las mujeres que viajan en solitario lo hacen motivadas por la posibilidad de exponerse a diferentes culturas y la interacción social; guiadas por la obtención de empoderamiento e independencia; los viajes en solitario se han convertido en un medio popular para que las viajeras enfrenten sus temores y se expongan a nuevas situaciones, lo que les permite aumentar su autoestima e independencia”, detalló Martínez.
A pesar de los cambios, las mujeres confrontan una serie de limitaciones adicionales: uno es la negociación con sus entornos familiares y, en segundo lugar, las normas culturales sobre las mujeres que rigen en los destinos a los que viajan. Esto implica que hacer turismo en solitario les representa un esfuerzo mayor de negociación de sus limitaciones y desafíos.
Las ‘trabajadoras’, en labores no reconocidas
En el año 2010, la OMT publicó el ‘Global Report on Women and Tourism’ donde apuntó a una idea central: el turismo puede ser- bajo ciertas condiciones- un factor de empoderamiento de las mujeres debido a que produce un gran efecto multiplicador en el empleo, un sector proclive a contratar mujeres y grupos minorizados.
Sin embargo, el informe también revela que el sector debe cambiar algunas de sus características estructurales para poder mejorar la vida de las personas que trabajan en ese sector: empleos de baja calificación, estereotipos de género, empleo informal y condiciones laborales precarias. En su segunda edición, el ‘Global Report on Women and Tourism’ volvió a afirmar que el turismo es un factor clave en la consecución de los Objetivos del Desarrollo Sostenible y la agenda 2030.
En los últimos años, la hostelería ha sufrido un proceso de feminización, a partir del año 2016, donde las mujeres ocupan paulatinamente más puestos que los hombres, pero este incremento no evita que se enfrenten a varias de las dimensiones vinculadas a la precariedad y a la desigualdad de género. Las mujeres en la Hostelería, como en otros sectores, se acogen en mayor instancia a las medidas de conciliación para el cuidado de hijos/as y personas dependientes que sus compañeros de trabajo.
“Podemos concluir: la vida de las mujeres exploradoras sirve para confrontar los estereotipos alrededor de la movilidad y las mujeres, de igual manera, las mujeres viajan solas por varios motivos como trabajo, realización personal, autonomía y empoderamiento, pero se enfrentan a retos adicionales vinculados a su seguridad. Las que laboran directamente en el sector turismo tienen menores salarios que sus compañeros hombres”, concluyó Martínez de Ostelea.