La cocina peruana ha logrado tanto reconocimiento internacional que algunos viajeros vienen a nuestro país principalmente con la idea de recorrer restaurantes, probar nuevos sabores, tocar nuevos insumos y quizá aprender a preparar algunos platillos típicos.
La Rosa Náutica, Punta Sal, Astrid y Gastón, Rafael, Costanera 700, entre otros restaurantes, son los más pedidos y los favoritos de los turistas que llegan al Perú buscando una experiencia gastronómica inolvidable.
Según Publio Santander, presidente de la Asociación Peruana de Agencias de Viajes y Turismo (Apavit), estos visitantes se dividen básicamente en dos grupos: los gourmet y los interesados.
Los primeros son experimentados degustadores, tienen más de 45 años y pueden gastar grandes sumas de dinero en el viaje. Los otros son más jóvenes, algunos incluso son estudiantes de cocina, pero sobre todo los caracteriza el hecho de que no solo desean probar, sino aprender y hasta producir.
TURISMO DE COCINA
Nicolai Stakeeff, presidente del subcomité de gastronomía de la Cámara de Comercio de Lima, asegura que el incremento, en 25%, del turismo gastronómico es una cifra estimada. Este número se traza teniendo como referencia lo que reportan los restaurantes que tienen una clientela extranjera considerable, como Brujas de Cachiche o la Rosa Náutica, explicó Stakeeff a elcomercio.pe.
Algunos empresarios han sabido aprovechar el fenómeno. El chef Gonzalo Angosto comenzó organizando junto a un amigo a grupos de turistas y diseñando rutas gastronómicas específicas para ellos y ahora, desde su página web Tours Gastronómicos, ofrece tours en los que incluye a los restaurantes más representativos de nuestra cocina.
Angosto también reconoce esa diferencia de tipos de turistas gastronómicos. Por ello, ha creado dos clases de tours: “las rutas tradicionales de restaurantes de lujo, como La Gloria, Rafael o Costanera 700- y las rutas de huariques, donde se incluyen restaurantes como El encuentro de Otani, Mi Perú o La Preferida”.
El chef explica que dentro del grupo de entusiastas de la cocina que desean interactuar con ella –y que disfrutan mucho de los huariques-, también se cuenta a los jóvenes estudiantes de cocina de otros países que vienen a experimentar. Estas rutas incluyen visitas a los mercados, sobre todo al restaurado y bien cuidado Mercado Número Uno de Surquillo, donde estas personas pueden conocer los ingredientes únicos de nuestra famosa gastronomía.
Chefs como Rafael Osterling o restaurantes como La Gloria del Campo -de los mismos dueños de La Gloria- le brindan clases a estos visitantes y les enseñan a hacer platos típicos como huancaína, cebiche o tiradito, para que la experiencia sea redonda.
LOS PAÍSES DE PROCEDENCIA
Los visitantes vienen, sobre todo, de lugares en los que la cocina cocina es reconocida y respetada y ya cuentan con restaurantes peruanos importantes. También ingresan desde los países fronterizos. Así, los ecuatorianos muchas veces bajan hasta Piura o los chilenos suben hasta Arequipa para probar nuestros platillos.
Este tipo de turismo se da principalmente en Lima, Arequipa, Cusco y los puntos de frontera como Tacna o Tumbes.
Sin embargo, los turistas llegan también de lugares más alejados como Estados Unidos o Costa Rica. Stakeeff cuenta que este año nos visitó un grupo de chefs vascos, algunos con estrellas Michelin bajo el brazo y todos miembros del grupo Slow Food (comida lenta). En marzo, llegarán cocineros de primer nivel de Holanda, “con el interés de conocer nuestra gastronomía y conocer la biodiversidad y contactarse con sus pares peruanos”.
Gonzalo Angosto, por su parte, ha dado la bienvenida a equipos de dos programas de televisión del Food Channel de Estados Unidos y los llevó a Cusco. Y es que eso forma parte del fenómeno: los turistas buscan no solo quedarse en un solo lugar, sino vivir la gastronomía de diferentes ciudades en el país. Las combinaciones más usuales son Lima, Arequipa y Cusco.
Que el turismo gastronómico en el Perú haya crecido un 25% en pleno año de crisis internacional es una buena señal. Sin embargo, como sentencia Nicolai Stakeeff: “Tenemos que trabajar para que esa cifra se siga incrementando”.
Por Paloma Vergara – El Comercio