Tremenda paradoja la que registraron el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) y el Observatorio Turístico del Perú (OTP) con sus estadísticas sobre el número de viajeros llegados a nuestro país durante el 2010: fueron 2 millones 270 mil y la cifra reportó un incremento de 6% con relación al 2009, pero en el Cusco, principal destino turístico del Perú, maravilla de la industria sin chimeneas, la cosa fue al revés: el ingreso de turistas cayó por segundo año consecutivo. Y lo hizo en 18,76%.
La mala noticia es doblemente incómoda para los cusqueños, que en diciembre último cumplieron 24 meses con su recepción de visitas en caída libre: en el 2009 también habían perdido turistas, aquella vez a un ritmo de -9,55% con respecto al 2008.
¿Qué ocurrió en la Ciudad Imperial? Para el presidente de la Sociedad de Hoteles del Perú (SHP), José Koechlin, el problema comenzó con la crisis financiera internacional del 2009 y continuó el año pasado con el cierre de Machu Picchu por tres meses debido a las intensas lluvias que afectaron la zona.
El Ejecutivo, sin embargo, no se hace dramas. “El 2011 deberá ser el año de la recuperación económica a nivel global”, dice, y añade: “El susto pasará y los extranjeros estarán más animados a venir”.
CAMBIO DE SISTEMA
Con Koechlin coincide Carlos Milla, ex presidente de la Cámara de Comercio de Cusco (CCC). “Este es un fenómeno reversible”, aclara a El Comercio. “El turismo es cíclico”, precisa. “Luego tendremos un crecimiento sostenido”, agrega.
Sí, la clase de crecimiento que experimentó el Cusco desde 1991 hasta el 2008. Pero de entonces a la fecha el contexto cambió. La ciudad tiene hoy cerca de 500 mil habitantes y varios problemas que con el crecimiento demográfico se vuelven más pesados. Por ello, quizás, la gente reclama con mayor intensidad que antes: en el 2010 hubo 32 huelgas que generaron igual cantidad de días perdidos en el turismo local, aparte de los meses de para obligatoria por las lluvias. La cifra fue calificada como récord por la CCC.
No es el único tema por resolver. La dependencia de Machu Picchu es otro punto pendiente del turismo en la Ciudad Imperial. De acuerdo con el OTP (entidad que pertenece a la Universidad de San Martín de Porres), el 99% de los extranjeros que llegan al Ombligo del Mundo visitan el complejo arquitectónico y solo 47% hace city tours, esa clase de circuitos que les tocaría realizar en el casco urbano del destino sureño.
Por eso, temas como la contaminación ambiental han sido constante motivo de discusión en el gobierno local, los gremios empresariales y el Mincetur.
Roger Valencia, vicepresidente de la Cámara de Turismo de Cusco (Cartuc), plantea un cambio de plataforma para la oferta de Machu Picchu. Un nuevo protocolo de visita que evite la concentración de los turistas y elimine la sensación de que falta espacio en la ciudadela.
“Toda la guía se hace en Machu Picchu”, destaca Valencia. “La Cartuc le ha propuesto a la Dirección Regional de Cultura de Cusco que en lugar de colocar el ingreso arriba, junto al hotel Santuary Lodge, este se traslade abajo, al Puente Ruinas”, porque ello permitirá brindar más opciones de circuito a los visitantes.
MULTIDESTINO
La idea es que la ciudadela deje de ser un destino monotemático –de arqueología e historia– para convertirse en uno que facilite un abanico de alternativas: turismo ritual, recorridos de historia natural, avistamiento de aves, visitas a los jardines de orquídeas, entre otras.
“Debería construirse un centro de interpretación al lado del Puente Ruinas, para que ahí el viajero que llegue conozca qué trayectos se pueden hacer y elija uno, dos o, si quiere, todos”, sugiere el vicepresidente de la Cartuc.
Así, el visitante podría subir a Machu Picchu a pie, en ómnibus o mediante tramos de los caminos incas que circundan el sitio. Esta última opción, por cierto, implica en realidad cuatro rutas ecológicas muy interesantes.
Ocurre que desde los kilómetros 113,5 (Andenes Orientales), 115 (Mandorpampa), 117 (Incaracay) y 119 (Intihuatana) de la ferrovía que lleva al distrito Machu Picchu Pueblo, salen caminos incas por donde el turista, fácilmente, alcanza las mayores ruinas incaicas.
Uno de estos, el Intihuatana, fue usado por Hiram Bingham cuando descubrió el complejo arquitectónico inca en 1911.
A INVERTIR
El gasto que debería hacer la Dirección Regional de Cultura de Cusco para implementar estas rutas no supera los US$2’000.000. Y, considerando que el año pasado el Instituto Nacional de Cultura (INC) recibió US$40 millones por el turismo, la inversión sería factible, explica Roger Valencia a El Comercio.
Extrapolando, Carlos Milla añade que el Gobierno Regional de Cusco es uno de los que más ingresos percibe por el canon minero, las reservas de gas y la industria sin chimeneas. El ex president de la CCC calcula que ese presupuesto puede estimarse en S/.3’000.000 al día.
De momento, el empresariado local espera la construcción del acceso norte a Machu Picchu, a través de la carretera Quillabamba-Santa Teresa-Hidroeléctrica, y la construcción de un nuevo aeropuerto internacional para el Cusco. Cuestión urgente según la Cartuc, puesto que con el actual terminal aéreo, el Velasco Astete, rodeado de viviendas, la ciudad no puede crecer.
Carlos Hurtado de Mendoza, El Comercio