El Monarch, nuestro crucero, llegó a las 7am al puerto libre de Oranjestad. Desde la ventana de la cabina veíamos los pintorescos edificios coloniales de estilo holandés pintados con colores cálidos y adornados con buganvilias.
Desembarcamos en la Autoridad Portuaria de Aruba y nos dirigimos en jeeps hacia el famoso «Natura Bridge» atracción turística en la isla de Aruba que lamentablemente se derrumbó en setiembre de 2005. En la playa Andicuri de suelo volcánico hicimos una parada para sacar fotografías y comprar algunos recuerdos en su tienda de souvenirs.
La siguiente parada fue el Bushiribana Ruins, un edificio de piedra que queda como recuerdo de las minas de oro de Aruba.
Conocimos el antiguo Faro California donde se puede beber y comer productos locales ofrecidos por los camiones o autos de comida que llegan a la zona. Desde aqui se puede obtener una bonita vista de las playas de arena blanca y la zona centrica de la ciudad.
Aruba es una isla pequeña, la que puedes recorrer sin problemas en un auto y con la orientación adecuada de un guía. Aruba es una isla que captura el agua dulce de las lluvias a través de unos reservorios ubicados en las partes altas de la isla, los que vimos en varias ocasiones durante nuestro tour.
El almuerzo buffet fue en el Hard Rock Café donde apreciamos un show de baile local, así como bebimos una refrescante cerveza para soportar los 35°C de calor que hacían afuera del restaurante. Como es común en todo el caribe, todos los locales y autos tienen aire acondicionado, sin ello no podrías disfrutar la visita.
La última parada fue caminar por el LG Smith Boulevard, avenida que va en paralelo al puerto y donde se ubican los centros comerciales más lujosos, los principales hoteles y restaurantes, así como los yates del Seaport Village Marina.
Compramos algunos souvenirs en los alrededores y en el ingreso a la Autoridad Portuaria de Aruba y volvimos al crucero con la agradable experiencia de haber visitado una isla realmente feliz.