‘Vender’ emociones y experiencias de la vida cotidiana. A eso se dedican Cristina Suaña, Juan de Dios Carrasco y Edison Santillán en las comunidades de uros, en Puno; Chaparrí, Lambayeque y Cocachimba en Amazonas, respectivamente, a través de un tipo de emprendimiento llamado turismo rural comunitario.
Este es un tipo de turismo en el que los visitantes se involucran con las actividades de los habitantes de una comunidad, además de visitar locaciones exóticas, tal como lo describe Cristina Suaña, quien vive en una de las islas flotantes de los uros, en Puno . Ella cuenta que la mayoría de turistas que llegan hoy a su comunidad, ubicada sobre el agua, sale a pescar con los pobladores, aprende a distinguir qué tipo de totora es buena para hacer artesanías, así como a cocinar platos característicos de la zona.
“Esto complementa las actividades principales por las que vienen a conocer nuestra comunidad. Hay muchos turistas que llegan no solo para observar el lago Titicaca, sino también para ver diversos tipos de aves como la keñola que está en peligro de extinción, el flamengo y otras especies. Entonces, lo que hacemos es ofrecerles servicios de hospedaje y guía, además de enseñarles cómo es nuestra forma de vida”, señala Cristina Suaña.
Ella también cuenta que todo comenzó con una pareja de esposos holandeses que llegaron hace unos cinco años donde los uros, quienes quisieron conocer más sobre cómo era un día cualquiera en sus vidas. Ellos quedaron tan satisfechos con lo vivido que les prometieron convencer a sus amigos en Holanda para que los visiten. Grande fue la sorpresa de la comunidad, compuesta por cuatro familias y que da empleo directo a 10 personas, cuando al año siguiente arribaron cuatro parejas holandesas contándoles que venían por recomendación de unos amigos.
Con el tiempo, la infraestructura para albergar a los visitantes también fue mejorando. “Ahora nosotros tenemos paneles solares, que nos permiten proveernos de luz durante la noche. Podemos decir que nuestros ingresos económicos han aumentado, pero también parte de ese dinero se reinvierte, porque es la única forma de seguir creciendo e incluso ahora los uros han sido considerados en la guía ‘Lonely Planet’, una de las más populares en el mundo”, dice Cristina Suaña.
UN COMPLEMENTO
Este modelo de negocio promovido por el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, a través de sus diversas direcciones regionales, no pretende que esta sea la actividad principal de las comunidades ubicadas en el área no urbana, según explica Mara Seminario, viceministra de Turismo. “Lo que buscamos al promover este tipo de emprendimientos es que se convierta en una actividad complementaria a la que desarrollan los pobladores, además de ayudarlos a mejorar su calidad de vida y valorar los recursos que poseen”. Y este objetivo parece que se ha cumplido, según manifiesta Juan de Dios Carrasco, representante de la comunidad Chaparrí en Lambayeque, que se encuentra cercana a la ruta Moche.
“En nuestra comunidad contamos con un bosque seco; antes talábamos para obtener leña y también nos dedicábamos a la caza furtiva de venados. Al participar en este programa nos hemos involucrado en la preservación de la flora y fauna. Hemos cambiado nuestra manera de ver las cosas, porque nos dimos cuenta de que al cuidarlas podíamos obtener mayores beneficios que talando o cazando”, cuenta Juan de Dios. Al cambiar el punto de vista de los miembros de la comunidad, descubrieron que el bosque seco por sí solo llamaba la atención de muchos investigadores extranjeros y nacionales y no solo eso, sino que ellos podían pagar por servicios de hospedaje y guía, lo que a final de cuentas les traería recursos económicos. “Fue así como comenzamos con esta actividad, claro siempre orientados por el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, que nos capacita constantemente en atención a turistas. Con estas capacitaciones hemos aprendido a tener especial cuidado con los alimentos y hasta hemos desarrollado un tipo de turismo que llamamos místico, porque si el visitante quiere tener una sesión con un chamán, lo guiamos donde uno de ellos”,dice Juan de Dios Carrasco.
También precisa que este tipo de modelo de negocio beneficia a 14 caseríos y genera empleo directo para más de 100 personas e indirecto a más de 500. “Con el dinero que obtenemos hemos ayudado a mejorar la infraestructura de varios centros educativos de la zona y a entregar paquetes escolares al inicio del año escolar. Tenemos capacidad de hacer cosas que antes no podíamos”.
LLEGA EL DESARROLLO
Edison Santillán dice muy orgulloso que él y los miembros de la comunidad Cocachimba, ubicada en Amazonas, han estado estudiando inglés durante 8 meses, con el objetivo de atender y entender mejor a los turistas que llegan a este punto del país para apreciar la belleza de la catarata de Gocta.
“Al principio nos resultaba difícil, pero hemos descubierto que con la práctica es posible aprenderlo”. Esta necesidad por aprender el idioma inglés tiene una explicación: desde hace casi seis años llegan turistas a su comunidad, no solo para visitar la catarata antes mencionada, sino también para apreciar la belleza del gallito de las rocas, los pájaros carpinteros, pavos pardos y azules, entre otro tipo de aves.
Para que puedan llegar hasta donde se encuentran estas maravillas de la naturaleza es necesario que una acémila los lleve, por un camino que no está asfaltado. Además, estos turistas requerirán un lugar donde comer y dormir, en caso de que decidan quedarse por más de un día. Esto genera oportunidades de negocio en los miembros de la comunidad, lo que les permite mejorar su calidad de vida Ellos han incorporado en su forma de hacer las cosas algo importante: “nosotros buscamos darle valor agregado a nuestros servicios, de tal modo que vuelvan”, dice Edison.
El turismo se nutre de las sensaciones de quienes reciben un buen servicio y esto hace crecer al sector. Estos emprendimientos son loables porque permiten crecer con inclusión.
VALORES
Forma de compartir con los grandes
El Perú puede ser definido como un destino turístico misterioso, no solo porque puede estar en un continente lejano al europeo o asiático, sino también por nuestra historia y la cultura viviente actual, la cual es el resultado de una mixtura increíble. Este es el principal activo que, según Eric Tribut, director de la asociación peruano – canadiense Inmateria Capital Creativo.
De acuerdo con el especialista, desarrollar emprendimientos en turismo rural comunitario es importante porque le permite al visitante tener un contacto más directo con el país y descubrir todos los matices de la cultura peruana, lo cual puede ayudar a posicionar mejor al Perú como destino turístico en el mundo.
Esto a pesar de que el Perú es un destino caro, por la lejanía, pero en compensación puede ofrecer más contenidos de experiencias que es, a final de cuenta, lo que más valora un visitante cuando llega a un determinado lugar.
Por: Darwin Cruz Fiestas – Mi Empresa