Con la llegada de la Semana Santa muchas familias peruanas empacaron sus maletas para visitar alguno de los tantos atractivos turísticos que existen en la costa, sierra y selva del país. Obviamente, por estas épocas del año, muchas agencias de turismo redoblan esfuerzos y aprovechan la ocasión para captar personas que en vez de visitar museos o un centro arqueológico, prefieren realizar actividades vinculadas con el turismo de aventura.
Como indican los expertos, esta es una modalidad de turismo que se realiza en entornos naturales e implica realizar actividades físicas y al aire libre no tan riesgosas, como trekking, bicicleta y canotaje o un poco más extremas, como parapente, kite surf, puenting y escalada en roca.
“No hay cifras exactas, pero en los últimos tiempos ha crecido de manera sostenida la demanda de extranjeros que vienen a nuestro país para realizar deportes de aventura”, dice Alfredo Ferreyros, presidente de la Asociación Peruana de Turismo de Aventura y Ecoturismo (APTAE) que reúne a más de 40 asociados entre empresas privadas y agencias de viajes.
Y no son pocas las razones para que se dé este crecimiento, pues vivimos en un país con paisajes cubiertos de montañas, ríos o mar, ideales para realizar estas actividades. “Pero si bien ya existen operadores especializados en turismo de aventura, todavía hay mucho por desarrollar en este mercado”, opina Inés Vicuña, profesora de la Escuela de Turismo y Hotelería de la Universidad de San Martín de Porres. Y es que, a diferencia del turismo tradicional, animarse a ser una empresa que ofrezca deportes de aventura implica mover toda una infraestructura, contratar guías especializados, reinvertir constantemente en múltiples equipos y, algo muy importante, encontrar aquellas rutas o zonas en entornos naturales donde haya hoteles y servicios adecuados. “Sería imposible vender Chachapoyas como una zona donde se puede hacer ciclismo de montaña si es que no existiera una carretera cómo llegar; o sería imposible realizar una ruta al Cusco si allí no hubiesen alojamientos”, comenta Jaime Quiroz, socio de Perubike, empresa que desde hace diez años ofrece paquetes de ciclismo especializados (como downhill, crosscountry y ciclotour) que cuestan un promedio de US$2.000 por semana en el norte, centro y sur del país. En pocas palabras, Quiroz explica que toda empresa de turismo de aventura debe definir sus propias rutas de acción, siempre que en estas se garantice que allí los turistas encontrarán las condiciones mínimas de seguridad y confort.
En tanto, José Carlos Rosas, gerente de Nauti Perú dice que para las operaciones de Perú Fly y Perú Kite (que ofrecen tours en parapente y kite surf) ellos cuentan con equipos e instructores certificados por la Federación Aeronáutica Internacional y la International Kite Boarding Organization, respectivamente.
¿Entonces, vale la pena invertir en una empresa de turismo de aventura? Rosas explica que aunque los costos de operación pueden ser mucho más altos que los de una agencia de turismo tradicional, sí vale la pena, pues las utilidades pueden ser más grandes si uno realiza una buena labor de promoción. “En una empresa que ofrece servicios de parapente se pueden invertir US$3.500 y tener una ganancias de US$25.000 al año si uno sabe captar numerosos grupos de turistas al año”, indica en base a su experiencia en Perú Fly.
PARA EL FORASTERO
Alfredo Ferreyros indica que en este mercado el turista local no representa un volumen significativo en ventas, pues el peruano no tiene tanta capacidad de gasto como el extranjero y prefiere hacer deportes de aventura sin la ayuda de un operador. Así, para promocionar sus servicios, algunas empresas trabajan bajo la modalidad de Business to Business, que significa encontrar un socio en el exterior (puede ser una agencia mayorista) que vende sus paquetes establecidos. Es el caso de Apumayo Expediciones, especializada en hacer rutas de trekking, canotaje y bicicleta de montaña en el Cusco. “Este tipo de promoción es importante para ser reconocidos en el exterior”, dice Miguel Vega, el gerente de márketing. De hecho, bajo esa modalidad Apumayo Expediciones capta un promedio de 5.000 turistas al año que vienen de Estados Unidos (el 30% de su mercado), Europa (20%) seguido por Oceanía y Sudamérica.
Pero hay otros que prefieren trabajar directamente con el consumidor final. Tito Olaza, gerente de Andean Explorer, dice que ellos ofrecen paquetes que combinan el trekking, bicicleta de montaña y escalada en roca en Huaraz. Para ello su principal arma de promoción es su página web (andeanexplorer.com) que les permite entrar en contacto con el usuario y ajustar cada paquete de acuerdo con lo que un grupo de viajeros solicita. “Es importante que el cliente reciba la información exacta de todas las actividades que va a realizar”, dice Olaza, quien agrega que su empresa se inició hace diez años con una inversión de S/.1.000, pero ha tenido un crecimiento continuo de 20% al año.
LO QUE FALTA
Que el turismo de aventura siga creciendo depende mucho de la promoción de cada empresa y, obviamente, del apoyo del Estado. Ángela Maric, coordinadora de promoción de Segmentos Turísticos de Prom-Perú, indica que precisamente ellos están reuniendo esfuerzos para que cada año haya más empresas que participen en ferias internacionales (como la que organiza la American Adventure Travel Association todos los años) donde se dé a conocer la variedad de actividades de turismo de aventura que estamos en capacidad de ofrecer.
Sin embargo, Alfredo Ferreyros cree que estos esfuerzos serán en vano si es que no se empieza por combatir la gran informalidad que existe en el sector. “Hoy existen numerosas empresas dedicadas al turismo de aventura que ofrecen servicios de muy poca calidad y turistas que por querer ahorrar costos las contratan y ponen en riesgo su vida”.
A fin de cuentas, la persona que quiera abrir una empresa de turismo de aventura, no solo debe tener pasión por lo que hace, sino también conocer al pie de la letra los lugares inhóspitos donde piensa ofrecer actividades extremas.
CLAVES
EL MERCADO
Del turismo de aventura en el Perú se divide entre turistas mayores de 40 años que prefieren las caminatas y los jóvenes menores de 25 años que gustan de los deportes extremos.
UNOS 200 TURISTAS
Al día buscan realizar Caminos del Inca en el Cusco, por lo que el trekking es la actividad de aventura que más demanda tiene en el Perú, seguida por el ciclismo y canotaje.
LAS EMPRESAS
De aventura miden la satisfacciones de sus clientes a través del Facebook y redes sociales.