Saltar al contenido

Ellas viajan solas en busca de libertad

Una nueva modalidad de vacaciones solo para mujeres despunta tímidamente en España, emulando un fenómeno consolidado durante la última década en Norteamérica. Mujeres entre 45 y 60 años eligen compañía y aficiones femeninas para viajar.

Al otro lado del Atlántico, las mujeres han conseguido escapar unos días solas, con amigas o con desconocidas, pero dejando a sus parejas e hijos en casa, guiadas por la oferta de agencias de viajes especializadas en productos sólo para ellas.

En España, sólo las viudas, solteras o separadas empiezan a seguir, por el momento, el fenómeno americano de las escapadas de mujeres en torno a programas culturales, de aventura o naturaleza, oferta que en los últimos seis años ha aumentado en Estados Unidos en un 230 %, según fuentes del sector.

Trekking - Notiviajeros.com

«Estamos dando los primeros pasos porque vemos un nicho de mercado claro», explica Sandra Canudas, consultora de viajes y autora de los libros Manual para viajeras y Más de cien consejos para recorrer el mundo con éxito.

Desde su experiencia como asesora de una de las pocas agencias de viajes españolas con una división para mujeres, Canudas describe el perfil del nuevo tipo de viajera como el de una mujer de entre 45 y 60 años, con estudios medios o superiores y que procede en su mayoría de los ámbitos de la sanidad, la educación o la hostelería.

Son viudas o separadas que acostumbraban a viajar con sus parejas, y que quieren seguir haciéndolo, o las solteras empedernidas «que saben vivir la vida», explica Canudas.

Su objetivo: desconectar de las ataduras que las unen a su cotidianeidad y encontrarse con ellas mismas con total libertad.

«El fenómeno nace precisamente para dar satisfacción a las mujeres que pasados los 45 años de edad empiezan a tener la sensación de que han dado mucho a los demás y tienen ganas de disfrutar ellas mismas».

En España, las pioneras en este turismo femenino se apuntan a la escueta oferta que les lleva a hacer escapadas de contenido cultural de tres o cuatro días a ciudades europeas como Salzburgo o Copenhague, o a viajes que llegan a los diez días.

«No más allá, de momento, porque -dice Canudas- al ansia de desconectar la mujer une su deseo de volver a la normalidad, de saber de la familia, de controlar a los hijos».

Esta nueva modalidad se abre camino poco a poco en España, donde un 64,8 por ciento de la población dice pasar las vacaciones con la familia con la que vive el resto del año, según el barómetro de junio de 2007 del Centro de Investigaciones Científicas.

¿Por qué grupos sólo de mujeres? La respuesta tiene una vertiente económica, «compartir habitación siempre es más barato» pero, según la consultora, «hay actitudes sociales a la hora de viajar que nos hace muy distintas a los hombres».

Ellos gustan más de largas sobremesas, ellas son más de sandwiches y de seguir viendo monumentos, de ir de compras o de relacionarse con la gente local.

«Hay unos puntos en común de gustos y empatías que nos hacen sentirnos más cómodas viajando en un grupo de mujeres que en uno mixto», asegura Sandra Canudas.

El psicólogo Esteban Cañamares opina que esta modalidad de viajes para mujeres, sobre todo casadas, tardará en cuajar en España porque al contrario que los norteamericanos, que animan a sus mujeres a emprender el periplo, «el hombre español no está preparado. Una minoría, sí, pero en general, no»

«El drama de los malos tratos ocurre porque hay hombres que no encajan los cambios en el rol femenino. En la sociedad española hay aún una dosis importante de machismo, que va cambiando, pero aún queda», añade el sicólogo, que también opina que «habría también que preguntarse si las mujeres españolas están preparadas para ello».

«Las más jóvenes sí, pero las de más de 35 años pueden sentirse culpables, y lo importante es hacerlo bien, sin complejos», agrega el especialista.

Sobre la experiencia norteamericana, Jesús Prieto, de una agencia de viajes, es implacable con sus congéneres: «La base del negocio es que las mujeres casadas se mueren de asco en casa» porque los hombres «son unos pesados».

EFE